viernes, 29 de octubre de 2010

AMBLEA DE NOTABLES

La Asamblea de notables (en francés: Assemblée des notables) fue una asamblea consultiva convocada por el rey de Francia. Similar a los Estados Generales, los miembros de la asamblea de notables eran elegidos por el rey, en lugar de ser electos por votación.
En los eventos previos a la Revolución francesa, se convocaron las dos últimas asambleas de notables, previamente a la convocatoria de los Estados Generales de 1789. La primera de estas asambleas se reunió el 22 de febrero de 1787 a iniciativa de Calonne, en aquel entonces ministro de finanzas de Francia, para discutir la situación financiera del país. Francia estaba en plena bancarrota, y Calonne esperaba que la asamblea aprobara un nuevo impuesto sobre la tierra que afectara también a los nobles y el clero, hasta el momento exentos de impuestos. La asamblea, formada principalmente por nobles arruinados por la exigente vida cortesana y que dependían de sus privilegios para mantenerse en ella, se negó a la reforma y fue disuelta el 25 de mayo.
La segunda se reunió en 1788 para discutir los asuntos relacionados con la convocatoria de los Estados Generales del año siguiente.

LUIS XVI

Luis XVI de Francia (en francés Louis XVI) (Versalles, 23 de agosto de 1754París, 21 de enero de 1793) llamado Luis el Último (Louis le Dernier) o Luis Capeto (Louis Capet) por los revolucionarios, fue rey de Francia y de Navarra y copríncipe de Andorra, entre 1774 y 1789, y rey de los franceses entre 1789 y 1792.
La llegada de Luis XVI al trono hizo pensar en grandes reformas del reino, pero su falta de carácter, las intrigas de su corte y la oposición de los nobles le impidieron llevar a cabo las reformas necesarias. En cuanto a política exterior tuvo más éxito, debilitando a Inglaterra y manteniendo la paz en Europa.
Intentó en cuatro ocasiones (1774-1776, 1781 y dos en 1787) realizar reformas, estableciendo un impuesto equitativo que sustituyera a la talla heredada del feudalismo. La nobleza de toga del Parlamento de París y la corte de Versalles se negaron a tales reformas, haciendo al rey tener que presentar sus propuestas ante una Asamblea de Notables y más tarde ante los Estados Generales para aprobarlas. En los Estados Generales de 1789, el Tercer Estado, al que no se le concedió el voto por persona que solicitaba se autoproclamó Asamblea Nacional, jurando no disolverse hasta dar una Constitución a Francia. El rey cedió ante la Asamblea, viéndose más tarde obligado a trasladarse al parisino Palacio de las Tullerías. Debido a su desacuerdo con las leyes y reformas (como la confiscación de bienes de la iglesia y la constitución civil del clero), y viendo lo rebajada que había quedado su autoridad, adoptó una doble actitud, aparentando en público estar de acuerdo con la Asamblea y conspirando en privado en contra de ella, para eliminar a los revolucionarios del poder. El rey decidió fugarse para unirse a un ejército afín, pero fue detenido en Varennes-en-Argonne, llevado de vuelta a París y suspendido de sus funciones. A pesar de que hubo un movimiento republicano que exigía que el rey fuera castigado, el monarca firmó la Constitución de 1791 y fue repuesto en sus funciones. En un asalto a las Tullerías, el 20 de agosto fue arrestado (arresto motivado por su negativa a enviar soldados a luchar en contra de Austria y Prusia), puesto a disposición de la Convención (en sustitución de la Asamblea Legislativa constitucional) y procesado, siendo guillotinado el 21 de enero de 1793.

Biografía

Infancia y juventud

Nacido como Luis Augusto de Francia, duque de Berry, Luis XVI fue el quinto hijo de Luis Fernando, Delfín de Francia y María Josefa de Sajonia. La segunda esposa del Delfín era hija de Federico Augusto III de Polonia, rey de Polonia. En el momento de su nacimiento, su padre y su hermano, Luis José Javier (nacido en 1751) le precedían en la línea de sucesión, por lo que nunca se creyó que llegara al trono. Sus hermanos y hermanas fueron:
Luis (a la derecha) y su hermano, el Conde de Provenza (a la izquierda) en su infancia, pintados por François Hubert Drouais.
Luis era un niño sano y robusto, se parecía a su madre por el aspecto físico: era corpulento, su rostro tenía forma cuadrada y unos ojos grandes y azules. De su padre heredó el carácter reservado.[3]
Al morir prematuramente su hermano Luis José, se convirtió en heredero al trono después de su padre. Entonces aparecieron su complejo de inferioridad y la falta de confianza en sí mismo, que lo marcarían durante el resto de su vida.[4] Sus padres lloraron intensamente la muerte de su hijo predilecto y no disimularon su desconfianza en las capacidades de Luis. El duque de Vauguyon, su tutor, quizás por el bien espiritual del chico, no dejó de mentalizarlo en lo inadecuado que sería que poseyera el título de Delfín, anteriormente llevado por su talentoso hermano.[4]
La inseguridad del futuro Delfín no fue compensada por su belleza: su peso fue aumentando (probablemente en esta rama de los borbones hubo un gen de obesidad que causó disfunciones glandulares).[5] Sus ojos azul Sajonia sufrieron miopía. No sintiéndose apto para la vida de la corte, se refugió en la caza, actividad tradicional de la familia real francesa.
El futuro Delfín fue un amante de la literatura y también fue dotado con una gran fe, idónea para un futuro rey de Francia, ya que las relaciones entre la Corona y la Iglesia eran inestables.
Según el historiador francés Ran Halévi:[6] «Luis recibió una educación propia de un «príncipe de las Luces», «Era un monarca iluminado». Los profesores de historia Philippe Bleuzé y Muriel Rzeszutek precisan que «Luis XVI conocía el latín, el alemán, el español, dominaba perfectamente el inglés, practicaba la lógica, la gramática, la retórica, la geometría y la astronomía. Tenía una conocimientos históricos y geográficos incontestables y competencias económicas». Estiman que «estuvo muy influenciado por Montesquieu, quien le inspiró una concepción moderna de la monarquía, libre del derecho divino».[7]
En 1765 murió su padre y se convirtió oficialmente en heredero al trono. Dos años más tarde, también perdería a su madre.
Luis XVI como Delfín de Francia.
Después de la Guerra de los Siete Años Francia se encontraba aliada a su tradicional enemiga, Austria. Para consolidar la alianza, el 13 de junio de 1769, el Delfín se comprometió con la duquesa María Antonieta, hija de la emperatriz María Teresa de Austria. La joven archiduquesa aportó a las arcas reales 200.000 florines, una renta de 20.000 escudos y cantidad de objetos joyas y piedras preciosas.
El 19 de abril de 1770 se celebró el matrimonio por poderes, y el 14 de mayo, con un séquito de 57 carrozas, la Delfina de Francia (como era llamada ahora) llegó a Compiègne, donde conoció al rey y a su marido, el cual estaba acobardado, ya que en sus retratos enviados a Austria fue retocado.[8] El 16 de mayo se celebró la boda de los adolescentes. Para festejarlo, el rey Luis XV, abuelo del Delfín no reparó en gastos (a pesar de que las arcas del Estado estaban en crisis) y programó 15 días de festejos.[9] [10] [11] Después del banquete tuvo lugar la ceremonia del coucher, a la que tuvo que asistir la corte entera. El matrimonio no fue consumado.[12] Esto se prolongó durante bastante tiempo, según algunos historiadores por una fimosis (tal y como insinuaron a los médicos reales en 1772),[13] aunque finalmente rehusó operarse,[14] según otros por un bloqueo psicológico debido a una educación excesivamente religiosa,[15] [16] disparándose rumores sobre la impotencia del Delfín. El matrimonio fue finalmente consumado el 30 de agosto de 1777.[17]

Reinado como monarca absoluto

Luis XVI a los veinte años por Duplessis
La población pensaba que el reinado de Luis mejoraría sus condiciones de vida y los ciudadanos más cultos creían que tendrían una cierta participación en la vida del reino.[18]
El 11 de junio de 1775 se celebró en la catedral de Reims la ceremonia de coronación del soberano.[19]
El reinado de Luis XVI está marcado por numerosas tentativas de reformas económicas e institucionales en la línea de la reforma iniciada por René Nicolás Carlos Agustín de Maupeou (1771) bajo el reinado de Luis XV. Luis XVI restaura los Parlamentos. Por lo menos en cuatro ocasiones (Turgot, Necker, Calonne, Brienne y de nuevo Necker) intenta llevar a cabo reformas más o menos profundas del reino, y más específicamente, el establecimiento de un impuesto igualitario. En cada ocasión se topa con la oposición de los privilegiados (la mayoría de la nobleza y una parte del clero) y sus círculos más próximos (la corte, la reina...). Los Parlamentos, formados por la nobleza de toga, aferrada al mantenimiento de los privilegios, también se oponen y Luis, no piensa en exceder los poderes que le dan las leyes fundamentales del reino, por lo que tiene que hacer avalar sus reformas. Espera lograr instaurar sus reformas en los Estados Generales, los cuales son convocados en 1789.
Si la paralización de sus reformas por parte de la nobleza y alto-clero es su mayor problema político, su mayor problema económico es el creciente déficit. Entonces piensa que la única forma de acabar con él es tomar medidas que comprometan los privilegios de las clases altas. Los Estados Generales, convocados por su primer ministro para intentar llevarlas a cabo lo más apaciblemente posible, escapan rápidamente de su control.

Ministerio de Turgot

Jacques Turgot es nombrado por Luis XVI controlador general de las finanzas.
Turgot se lanza entonces a un proyecto "revolucionario" de creación de un sistema de asambleas con estructura piramidal, elegidas por el pueblo: municipalidades en los municipios, distritos en provincias y finalmente una municipalidad de reino. Como explica en 1854 el historiador Victor Duruy: «Había novedades muy grandes; Turgot planeaba otras más temibles: eliminación de las cargas que asfixiaban a los pobres, establecimiento sobre los nobles y el clero de un impuesto territorial; pero mejora de la situación de los curas y vicarios, que poseían la porción más pequeña de las rentas de la Iglesia y supresión de la inmensa mayoría de monasterios, igual participación en el impuesto a través de la creación de un catastro, libertad de pensamiento para los protestantes, rescate de las rentas feudales, el mismo sistema de peso y medida para todo el reino, libertad de pensamiento también para la industria y el comercio y finalmente, como Turgot se ocupaba de necesidades morales y materiales un vasto plan de instrucción pública para difundir las Luces (los principios de la ilustración)».[20]
Se formó una gran coalición de individuos cuyos intereses se veían perjudicados por las reformas, contra Turgot: poseedores del monopolio del grano, parlamentarios pertenecientes a la nobleza de toga, privilegiados...etc. A esta coalición se unieron los allegados del rey (el ministro Maurepas y la reina María Antonieta). El rey intentó resistir a los privilegiados, su ministro y a la reina, con el fin de mantener los planes de Turgot. En marzo de 1776 declara: «Veo que sólo Turgot y yo amamos al pueblo.»[21] Hubo graves disturbios: en casi toda Francia, estallaron revueltas populares por el precio de la harina (llamadas la guerra de la harina), probablemente organizadas por algún príncipe de sangre, que junto a la rica burguesía eran perjudicados por las reformas económicas,[22] los cuales espolearon al ya molesto pueblo, hambriento.
Tras dos años de resistencia, Luis XVI y sus ministros reformistas cedieron a las presiones. Malesherbes dimitió y el soberano se vio obligado a cesar a Turgot en 12 de mayo de 1776 y desbaratar sus reformas.[23]

Ministerio de Necker

El sustituto de Turgot murió varios meses después del cese. En octubre de 1776, Luis XVI nombró a Jacques Necker director de finanzas (el equivalente a controlador general de las finanzas). Era una elección triplemente vanguardista: Necker era plebeyo, extranjero (ginebrino) y protestante.
Luis XVI y Necker volvieron a las reformas esenciales. El ministerio de Necker está caracterizado así por la liberación de los últimos siervos del reino, por una ordenanza del 8 de agosto de 1779.[24] Esta ordenanza estuvo favorecida por Voltaire, que en 1778 apoyó la causa de los siervos del Mont-Jura y la abadía de Saint-Claude.[24] Sin embargo, la ordenanza apenas fue aplicada y la servidumbre persistió localmente hasta la Revolución, cuando sería eliminada con la abolición de los privilegios la noche del 4 de agosto de 1789.[24]
Abolió además la pregunta previa (aplicada a los condenados a muerte). También proyectaba una organización de asambleas provinciales, pero con un fin meramente financiero.[25]
Luego de la publicación por parte de Necker de la rendición de cuentas del estado de las finanzas en 1781, la "guerra" que tan buen resultado dio con Turgot comenzó con su sucesor. El Parlamento rechazó el edicto que restablecia las asambleas provinciales y los cortesanos, viendo mermados sus presupuestos usaron la calumnia para socavar la autoridad del rey y de sus ministros. El monarca y Necker no pudieron permanecer demasiado tiempo soportando la oposición de los privilegiados, presentando su dimisión, que fue aceptada el 21 de mayo de 1781.[26]
Un edicto del 8 de agosto de 1779 autorizaba a las mujeres casadas, los mineros y los monjes a gastar la pensión sin requirimiento de autorización (del marido en el caso de la mujer casada).[27]

 Ministerio de Calonne

Luis XVI nombró a Charles Alexandre de Calonne, con reputación de buen técnico de las finanzas, como inspector general de las finanzas (noviembre de 1783) y luego ministro de Estado para reemplazar a Necker. Calonne llevó a cabo durante tres años una política de gastos y préstamos, de "reactivación" según algunos (grandes trabajos en transportes, la industria, el tratado de comercio con Inglaterra en 1786) destinada a recuperar el crédito del Estado.
Pero fue en falso. Calonne tuvo que volver al mismo plan de reformas de sus predecesores: liberalizar el comercio interior eliminando las aduanas interiores, suprimir los tratados, reducir la talla, reemplazar las corveas reales (trabajos gratuitos de plebeyos para la Corona, en naturaleza, medievales) por un impuesto metálico, transformar la Caja de descuento en un banco estatal y sobre todo someter a los privilegiados a un impuesto y a la subvención territorial; establecer las asambleas provinciales, elegidas, que repartirían este impuesto. Así como Turgot, Calonne pretendía crear una pirámide de asambleas locales (asambleas parroquiales, asambleas municipales y asambleas de distrito) elegidas por los contribuyentes.
Luis XVI le dijo a Calonne: «¡Es puramente de Necker lo que usted me propone!», pero el plan era más parecido al de Turgot. Una de los principales redactores del proyecto era el fisiócrata Pierre Samuel du Pont de Nemours, antiguo colaborador de Turgot.
Para no enfrentarse con la minoría noble de toga del Parlamento, que siempre rechazaba las reformas, el gobierno tuvo que convocar una asamblea de 144 notables (también privilegiados) para llevar a cabo su proyecto. Pero reunida en febrero-marzo de 1787 deniega el impuesto territorial igualitario. El monarca, que había mantenido su apoyo a Calonne durante varios meses, lo retira bruscamente en abril de ese mismo año,[28] posiblemente bajo la influencia de la corte, la reina o la opinión pública.
En enero de 1787, Luis XVI abolió el peaje personal que debían pagar los judíos de Alsacia.[29]

La Guerra de Independencia americana
En el verano de 1776 llegó a Francia la noticia de la proclamación de independencia de las colonias americanas de Inglaterra. Ya en el año anterior tuvieron lugar negociaciones entre las colonias y Francia. Finalmente, Vergennes convenció a Luis XVI para entrar en la guerra por la libertad de las colonias, en detrimento de la hostiles ingleses. El objetivo de Francia era recuperar las colonias perdidas en la guerra de los Siete Años.
El 8 de febrero de 1778 se hizo pública la alianza franco-americana. Ese mismo año, Luis XVI acogió en Francia a Benjamin Franklin y convenció a Carlos III de España para que se aliara a las colonias. Otra noticia importante fue que María Antonieta quedó, en la primavera de 1778 embarazada. Daría a luz el 19 de diciembre del mismo año, con una gran decepción para los presentes: una niña, llamada María Teresa. Entretanto, Francia había cosechado numerosas victorias, entre las cuales, en la decisiva batalla frente a la isla Oussant, el 27 de julio de 1778. El propio Luis XVI, con ayuda de Sartine, ministro de la Marina planificó ataques en la Mancha.[30] En 1779, los franceses lograron reconquistar el Senegal, pero sufrieron varias derrotas navales; además su flota y la española fueron diezmadas por enfermedades como la disentería.
El rey decidió guarnecer América enviando numerosas tropas, compuestas en parte por nobles cortesanos, en ayuda del general Washington. El 1781 fue un año rico en acontecimientos: en América tuvieron lugar numerosas victorias durante el asedio de Yorktown, y en Francia, el 22 de octubre María Antonieta dio a luz al tan deseado Delfín, Luis José. Otro hecho importante fue la muerte el 21 de noviembre de Maurepas. Los cortesanos se preguntaron entonces quién sería el sucesor, mas el soberano lo aclaró todo al decir las siguientes palabras: "J'entends regner" (yo pienso reinar).[31]
El 2 de febrero, la flota franco-española reconquistó Menorca al derrotar a la flota inglesa. En la noche entre el 8 y el 9 de abril, Luis XVI se comprometió a calmar una sublevación burguesa en Ginebra actuando bajo los principios del absolutismo, olvidando que estaba luchando en América por la libertad y la igualdad.[32] Como consecuencia de este acontecimiento, los delegados del Congreso americano, Benjamin Franklin, John Adams y John Jay rechazaron los acuerdos con Francia y firmaron una paz separada con Inglaterra, lo que hizo montar en cólera al rey francés, que ordenó a Vergennes reprender a Franklin.
Finalmente, el 20 de enero de 1783 se llegó a un acuerdo, cuando los delegados franceses, españoles, americanos e ingleses se reunieron en la Sala del Consejo del palacio de Versalles. La firma del acuerdo trajo consigo la obtención por parte de Francia del Senegal, de algunas islas caribeñas y de escalas comerciales en la India y Dunkerque, mas los franceses perdieron seis millones de libras acordados inicialmente con los americanos, con lo que se agravó la crisis financiera del Estado. El déficit llegó a los 80 millones de libras.[33]
Relaciones con Austria
Artículo principal: Guerra de Sucesión bávara
Artículo principal: Guerra de la marmita
En los primeros meses de 1778 estalló la guerra de Sucesión bávara a causa de los supuestos derechos al trono bajo-bávaro del emperador José II, hermano de María Antonieta. La reina, sufriendo constantes chantajes psicológicos por parte de su madre, y hábilmente manipulada por el embajador Mercy,[34] habló a su marido y a sus ministros sobre la causa austríaca, pero éstos y el rey se opusieron, no valiendo para nada los arrebatos de la reina y tampoco su embarazo en primavera cambió la situación. Luis XVI decidió hacer de mediador entre las dos partes, pidiendo a José II que renunciara a sus derechos al trono de Baja Baviera. La paz fue firmada en Teschen, el 13 de mayo de 1779.
En 1782, José II le pidió expresamente a su hermana que le pidiera al rey intervinir en apoyo de Austria y Rusia en una operación ventajosa para las tres naciones. Junto con la zarina Catalina II, José II tuvo intención de repartir el Imperio Otomano, y Egipto fue ofrecido a Luis XVI a cambio de la neutralidad de Francia. El soberano pudo aceptar esta oferta, mas le escribió una carta a su cuñado en la que denunció el monstruoso sistema de las compensaciones, que causó conflictos perennes en el viejo continente. José, resentido y enfadado y convencido de que desde hacia tiempo Francia era protectora del Imperio Otomano y lo hubiese defendido, se vio obligado a renunciar a sus planes. María Antonieta tuvo un acercamiento con Luis, quedando nuevamente embarazada y teniendo un aborto involuntario el 1 de noviembre de 1783.
En 1784, José, renunciando a los Balcanes, se centró en los Países Bajos. Quiso que los holandeses reabrieran la desembocadura del río Escalda para permitir la plena expansión del puerto de Amberes, en los Países Bajos austríacos. Aquello fue una violación de la Paz de Westfalia de la que Francia se percató. Los planes del emperador, además de violar los intereses comerciales holandeses, molestaron a los franceses. Exasperado de su cuñado, el cual no paraba de poner en peligro la paz en Europa, Luis no tuvo ninguna intención de apoyarlo; además la opinión pública gala se alineó con Holanda, teniendo incluso un ataque de rabia contra el emperador.
El emperador ejerció nuevas presiones sobre María Antonieta, pero para nada valieron las peticiones de la soberana, aunque quedara embarazada por cuarta vez. No tuvo otro remedio que confesar a su hermano su derrota. Aunque intuyera que el rey no lo apoyaría, José II se reafirmó por la fuerza y mandó un buque austríaco por el Escalda. Después de varias advertencias, los holandeses dispararon al barco. El emperador amenazó con declarar la guerra. Cuando las hostilidades llegaron al punto de poder hacer desaparecer la paz en Europa, Luis XVI apareció como pacificador. José, para renunciar a sus conquistas pidió 10 millones de florines, rebajados a ocho por los holandeses. Luis XVI se ofreció a pagar los dos millones restantes, por amor a la paz, tal y como dijo.[37] Esta inútil maniobra de reconciliación fue atribuida a la influencia de la reina, la cual, el 27 de marzo de 1785 dio a luz a otro varón: Louis Charles (Luis Carlos). Un año después tendría a Marie Sophie Hélène Beatrice (María Sofía Elena Beatriz), la cual moriría casi al año de vida de tuberculosis

JORGE III

Primeros años de vida

Jorge Guillermo Federico nació prematuramente en Norfolk House, en Londres, a las 07:45 del 4 de junio de 1738, siendo el segundo hijo y primogénito varón de los nueve descendientes de Federico Luis, príncipe de Gales, y de Augusta de Sajonia-Gotha.
Como el príncipe Jorge había sido prematuro, fue bautizado inmediatamente después de nacer en Norfolk House por el obispo de Oxford, Thomas Secker. El bautismo público sería oficiado nuevamente en Norfolk House por el obispo Secker, el 4 de julio de 1738. Sus padrinos fueron el rey Federico I de Suecia (representado por Lord Baltimore), su tío materno, el duque Federico III de Sajonia-Gotha (representado por el duque de Chandos) y su tía-abuela, Sofía Dorotea de Hannover, reina de Prusia (representada por Lady Carlota Edwin, hija del duque de Hamilton).
Jorge II y su hijo el príncipe de Gales tenían una relación muy difícil. Jorge y sus hermanos fueron desterrados de la Corte en sus primeros años. En 1751, Federico Luis murió, dejando al príncipe Jorge el ducado de Edimburgo. El nuevo duque de Edimburgo era, entonces, el presunto heredero al trono, y fue nombrado posteriormente príncipe de Gales. Su madre, Augusta, desconfiaba de su suegro, el rey Jorge II; por ello, mantuvo al príncipe de Gales alejado de su abuelo. Una influencia importante en la infancia del nuevo príncipe de Gales fue John Stuart, 3er conde de Bute, que le serviría más tarde como Primer Ministro.

Matrimonio y descendencia

Pintura al pastel de la Reina Carlota con su hija más jovén Carlota, Princesa Real, Francis Cotes (1767).
Jorge, príncipe de Gales, heredó la corona cuando murió su abuelo, Jorge II, el 25 de octubre de 1760. Entonces, se organizó la búsqueda por toda Europa de una esposa conveniente. El 8 de septiembre de 1761, en la Capilla Real del palacio de St. James, Jorge se casó con Carlota de Mecklenburgo-Strelitz. Dos semanas después, ambos fueron coronados en la abadía de Westminster.
Se dice que Jorge estuvo locamente enamorado de Lady Sarah Lennox, hija de Charles Lennox, II duque de Richmond, y realmente se estremeció cuando vio por primera vez a la poco agraciada Carlota, que conoció el mismo día de la boda. Sin embargo, siguió adelante con sus votos matrimoniales y, notablemente, nunca tomó una amante (en contraste con sus dos antecesores). Con el tiempo, la pareja real llegó a gozar de una auténtica felicidad doméstica. De esta unión nacieron 15 hijos:
  • Jorge Augusto Federico (n. palacio de St. James, 12-8-1762 - m. castillo de Windsor, 26-6-1830), sucesor de su padre en el trono como Jorge IV.
  • Federico Augusto (n. palacio de Buckingham, 16-8-1763 - m. Rutland House, 5-1-1827), creado duque de York y de Albany (29-11-1784).
  • Guillermo Enrique (n. palacio de Buckingham, 21-8-1765 - m. castillo de Windsor, 20-6-1837), creado duque de Clarence y de St. Andrews (1789); sucesor de su hermano mayor en el trono con el nombre de Guillermo IV.
  • Carlota Augusta Matilde (n. palacio de Buckingham, 29-9-1766 - m. Ludwigsburg, 6-10-1828), creada Princess Royal (octubre de 1766) y formalmente desde el 22-6-1789; casada con Federico I, rey de Wurttemberg.
  • Eduardo Augusto (n. palacio de Buckingham, 2-11-1767 - m. Woodbrook Cottage, Sidmouth, Devon, 23-1-1820), creado duque de Kent y de Strathearn (23-4-1799), padre de la futura reina Victoria.
  • Augusta Sofía (n. palacio de Buckingham, 8-11-1768 - m. Clarence House, 22-9-1840).
  • Isabel (n. palacio de Buckingham, 22-5-1770 - m. Francfort del Meno, Hesse, 10-1-1840), casada con Federico VI, landgrave de Hesse-Homburgo.
  • Ernesto Augusto (n. Queen's House, St.James's Park, 5-6-1771 - m. Schloss Herrenhausen, 18-11-1851), creado duque de Cumberland y de Teviotdale (29-8-1799); sucesor de su hermano Guillermo IV como rey de Hannover (20-6-1837 a 1851).
  • Augusto Federico (n. palacio de Buckingham, 27-1-1773 - m. palacio de Kensington, 21-4-1843), creado duque de Sussex y conde de Inverness (27-11-1801).
  • Adolfo Federico (n. palacio de Buckingham, 24-2-1774 - m. Cambridge House, Piccadilly, Londres, 8-7-1850), creado duque de Cambridge y conde de Tipperary (17-11-1801).
  • María (n. palacio de St. James, 25-4-1776 - m. Gloucester House, 30-4-1857), casada con su primo Guillermo Enrique de Hannover, duque de Gloucester.
  • Sofía (n. palacio de Buckingham, 3-9-1777 - m. Vicarage Place, Kensington, 25-7-1848).
  • Octavio (n. palacio de St. James, 23-2-1779 - m. palacio de Kew, 3-5-1783).
  • Alfredo (n. castillo de Windsor, 22-9-1780 - m. castillo de Windsor, 20-8-1782).
  • Amelia (n. castillo de Windsor 7-8-1783 - m. castillo de Windsor, 2-11-1810).

Revolución Americana

La década de 1760 estuvo marcada por la inestabilidad burocrática, que condujo a que los Whigs acusaran a Jorge III de ser un autócrata a la manera de Carlos I. El incompetente Lord Bute dimitió en 1763, permitiendo a los Whigs volver al poder. Más tarde ese año, el gobierno británico publicó la Proclamación Real de 1763 que colocó un límite sobre la expansión al oeste de las colonias americanas. El objetivo de la Proclamación era obligar a los colonos a negociar con los indios americanos la compra legal de la tierra y, por lo tanto, reducir la costosa guerra fronteriza que había surgido por conflictos de territorios. La Línea de Proclamación, como sería conocida, fue increíblemente impopular entre los americanos y al final se volvió otro obstáculo en la relación entre los colonos y el gobierno británico, que conduciría finalmente a la guerra. Con los colonos americanos cada vez más reticentes en pagar los impuestos británicos, se hacía difícil para la Corona costear sus incursiones militares y la defensa de las colonias americanas de levantamientos nativos. De este modo, después de que George Grenville fuera nombrado Primer Ministro, introdujo la Ley del Timbre, que impuso un impuesto de timbres en todo el papel impreso en las colonias británicas en Norteamérica. Grenville intentó reducir a Jorge III a una mera marioneta. El rey solicitó a William Pitt el Viejo que aceptara el cargo de Primer Ministro, pero éste rehusó. Jorge III entonces se decidió por el marqués de Rockingham, Charles Watson-Wentworth, y despidió a Grenville en 1765.
Lord Rockingham revocó la impopular Ley del Timbre de Grenville. No obstante, tuvo que afrontar considerables desacuerdos dentro del mismo Parlamento, y fue sustituido en 1766 por Guillermo Pitt, a quien el rey nombró conde de Chatham. Lord Chatham resultó estar a favor de los americanos, criticando las actitudes ásperas de sus colegas hacia los colonos americanos. Jorge III, sin embargo, estimó que el deber principal de los colonos era someterse a él y a Gran Bretaña y se ofendió por la actitud rebelde de los americanos. Lord Chatham enfermó en 1767, permitiendo al duque de Grafton Augustus FitzRoy encargarse del gobierno (aunque no obtuvo el cargo de Primer Ministro de manera formal hasta 1768). Los ataques políticos que sufrió le llevaron a renunciar en 1770, con lo que los Tories volvieron al poder.
El gobierno del nuevo Primer Ministro, Frederick North, estuvo principalmente afectado por la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos. Los americanos se mostraron cada vez más hostiles a las tentativas británicas de imponer impuestos en las colonias. En el Motín del té de 1773, una muchedumbre de lanzó al mar más de 340 cajones de té en el puerto de Boston como protesta política. En respuesta, Lord North introdujo las Leyes Punitivas (también conocidas como las Leyes Coactivas o las Leyes Intolerables por los colonos). El puerto de Boston fue cerrado y se suspendieron las elecciones legislativas en la colonia de Massachusetts.

Guerra de la Independencia de los Estados Unidos

El conflicto armado estalló en América en 1775. Algunos delegados del Segundo Congreso Continental redactaron una oferta de paz conocida como la Petición del Ramo de Olivo, pero los enfrentamientos ya habían surgido cuando el documento llegó a Inglaterra. El 4 de julio de 1776 (Día de la Independencia de Estados Unidos), las colonias declararon su independencia de la Corona. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos hizo varios cargos políticos contra el rey, la legislatura y el pueblo. Entre las otras ofensas dirigidas a Jorge III, la Declaración lo culpa: "Ha abandonado nuestro Gobierno... Ha asolado nuestros mares, devastado nuestras costas, quemado nuestras ciudades y destruido nuestras vidas."
Jorge III se indignó cuando se enteró de las opiniones de los colonos. Aunque la guerra contra los colonos le fue bien a Gran Bretaña en un comienzo, la situación cambió completamente después de la rendición del Teniente-General británico John Burgoyne en la Batalla de Saratoga (19 de septiembre y 7 de octubre de 1777). En 1778, Francia firmó un Tratado de Amistad con los nuevos Estados Unidos. Lord North pidió dimitir en favor de William Pitt, I conde de Chatham, a quien consideraba más capaz de afrontar la situación. Jorge III, sin embargo, hizo oídos sordos a tales sugerencias; sugirió que Lord Chatham era un ministro subordinado a la administración de Lord North. Lord Chatham rechazó cooperar, y murió ese mismo año. Jorge III estaba entonces en guerra con Francia, y en 1779 lo estaba también con España.
Jorge III trató obstinadamente de mantener a Gran Bretaña en guerra contra los rebeldes en América, a pesar de las opiniones de sus propios ministros. Granville Leveson-Gower, II conde de Gower y Thomas Thynne, III vizconde de Weymouth dimitieron antes que sufrir la indignidad de tener que ver con la guerra. Lord North informó a Jorge III que su opinión coincidía con la de sus colegas renunciantes, pero se quedó en su cargo.
En 1781, llegaron a Londres las noticias de la capitulación de Charles Cornwallis, 1er marqués Cornwallis; el Tory Lord North dimitió al año siguiente (1782). Jorge III admitió finalmente la derrota en Norteamérica y aceptó entrar en negociaciones de paz. El Tratado de París y el asociado Tratado de Versalles fueron ratificados en 1783. El primer tratado aseguró el reconocimiento de los nuevos Estados Unidos por Gran Bretaña. El segundo tratado estipuló que Gran Bretaña cedería Florida a España y concedería acceso a las aguas de Terranova a Francia.
Se hicieron cambios en la estructura del gobierno británico después de la pérdida de las colonias. Desde 1660 había dos funcionarios de gabinete principales, conocidos como la Secretaría de Estado para el Departamento del Sur y la Secretaría de Estado para el Departamento del Norte. El primero era responsable del Sur de Inglaterra, Irlanda y las relaciones con naciones europeas no protestantes, y el segundo del Norte de Inglaterra, Escocia y las relaciones con naciones europeas protestantes. La Secretaría de Estado para el Departamento del Sur fue responsable de las colonias hasta 1768, cuando esta responsabilidad pasó a la Secretaría de Estado para las Colonias. Las tres Secretarías fueron abolidas después de que los británicos perdieran las colonias en Norteamérica. Fueron sustituidas por dos nuevas secretarías, la del Ministerio de Asuntos Exteriores y la del Ministerio del Interior.
En 1782, después de doce años en el cargo, el ministerio de Lord North terminó. El Whig Lord Rockingham se convirtió por segunda vez en Primer Ministro, pero murió pocos meses después. El rey eligió entonces a William Petty, II conde de Shelburne para reemplazarle. Charles James Fox, sin embargo, rechazó estar bajo la administración de Lord Shelburne y exigió el nombramiento de William Henry Cavendish-Bentinck, III duque de Portland. En 1783, la Cámara de los Comunes obligó a Lord Shelburne a dejar el cargo y fue reemplazado por la Coalición Fox-North. El duque de Portland se convirtió en Primer Ministro; Fox y Lord North, quienes se quedaron con los Ministerios de Asuntos Exteriores y del Interior, respectivamente, fueron los que realmente ostentaron el poder, siendo el duque de Portland una figura decorativa.
Jorge III estaba disgustado por haber sido obligado a designar ministros que no eran de su agrado, pero el ministerio de Portland rápidamente se consolidó con la mayoría en la Cámara de los Comunes, y no podía ser fácilmente desplazado. El rey se molestó seriamente cuando el gobierno aprobó la Ley de Indias. Inmediatamente después de que la Cámara de los Comunes la votase, Jorge IIII informó a la Cámara de los Lores que consideraría enemigo personal a todo aquel que votara a favor de la Ley. El 17 de diciembre de 1783, la Ley fue rechazada por los Lores; al día siguiente, el ministro Portland fue despedido, y William Pitt el Joven fue designado nuevo Primer Ministro. Jorge III disolvió el Parlamento en marzo de 1784; las elecciones siguientes dieron a Pitt un sólido apoyo parlamentario.

Ministerio de William Pitt y locura del rey

Para Jorge III, la elección de William Pitt el Joven fue una gran victoria. El rey sentía que el panorama probaba que él todavía tenía el poder de designar a los Primeros Ministros sin tener que apoyarse en ningún grupo parlamentario. A lo largo del ministerio de Pitt, Jorge III apoyó con entusiasmo muchas de sus políticas. Para ayudar a Pitt, Jorge III creó nuevos títulos nobles en un tiempo récord. Los nuevos pares llenaron la Cámara de los Lores, permitiendo que Pitt conservara una firme mayoría.
Durante el ministerio de Pitt, Jorge III fue extremadamente popular. El público apoyó los viajes exploratorios al Océano Pacífico. Jorge III también ayudó a la Royal Academy con grandes concesiones económicas de sus fondos privados. Además, los británicos admiraban la fidelidad que el rey profesaba a su esposa, al contrario de sus dos antecesores. Se hiciceron también grandes avances en diversos campos, tales como la ciencia y la industria.
La salud personal de Jorge III, sin embargo, estaba en muy malas condiciones. Sufría una enfermedad mental, que ahora se cree era un síntoma de la porfiria (estudios realizados en 2004 de muestras capilares del rey revelaron niveles extremadamente altos de arsénico, un causante posible de la enfermedad). Anteriormente, el rey había sufrido un breve episodio de la enfermedad en 1765, pero comenzó una crisis más larga en 1788. Pese a que ya estaba enfermo en el verano de 1788, Jorge III se sentía lo suficientemente sano como para aplazar la convocatoria del Parlamento del 25 de septiembre al 20 de noviembre. Durante este intervalo, sin embargo, Jorge III mostró síntomas de demencia imposibles de ignorar y representó una amenaza a su propia vida. Cuando el Parlamento se reunió de nuevo en noviembre, el rey no podía, como era costumbre, hacer su discurso inaugural para señalar la agenda para la próxima sesión legislativa. Según una práctica establecida desde hace mucho tiempo, el Parlamento no podía iniciar sus sesiones hasta que el rey hubiera hecho el Discurso del Trono. El Parlamento, sin embargo, no hizo caso de esta costumbre y comenzó a discutir las provisiones para establecer una regencia.
Charles James Fox y William Pitt discutieron quién tenía el legítimo derecho a asumir el control del gobierno durante la enfermedad mental del soberano. Aunque ambas partes convinieron que lo más razonable sería que ocupase la Regencia el hijo mayor de Jorge III, el Príncipe de Gales y heredero del trono británico, discreparon sobre las bases que tendría la regencia. Fox sugirió que el príncipe de Gales tenía el legítimo derecho de actuar en nombre de su padre enfermo; Pitt rebatió diciendo que lo mejor era que el Parlamento nombrara al Regente.
Los procedimientos a seguir fueron retrasados, preguntándose el pueblo qué autoridad tenía el Parlamento para nombrar una regencia, mientras que su primera sesión ni siquiera había sido abierta formalmente por el soberano. Pitt propuso la solución al problema, basándose en una desconocida y fraudulenta ley inglesa que permitía la delegación de funciones del monarca de modo excepcional. Como algo preestablecido desde hacía mucho, el soberano podía delegar muchas de sus funciones en los Lores Comisionados mediante Letras Patentes, que eran validadas por la estampa del Gran Sello Real. Se propuso que el guardián del Gran Sello, el Lord Canciller, estampara el sello en una Letra Patente donde el rey supuestamente delegaba algunas facultades, pero obviamente sin el consentimiento del demente soberano. Aunque tal acción era ilegal, Pitt sabía que no sería posible cuestionar la validez de las Letras Patentes, pues la presencia del Gran Sello sería algo concluyente en la Corte.
El segundo hijo de Jorge III, el príncipe Federico, duque de York, denunció la propuesta de Pitt como "inconstitucional e ilegal". No obstante, designaron a los Lores Comisionados y el Parlamento empezó sus sesiones debido a la urgencia de la situación. En febrero de 1789, se envió a la Cámara de los Comunes una Ley de Regencia, autorizando al príncipe de Gales a actuar como regente, que fue aprobada. Pero antes de que la Cámara de los Lores la votase, Jorge III se recuperó de su enfermedad gracias a los cuidados del doctor Francis Willis. Ciertamente el rey confirmó las acciones de los Lores Comisionados como válidas, pero reasumió el control total del gobierno.

Guerras Napoleónicas

Estatua de Jorge III en Weymouth.
Después de que Jorge III se recuperara de su enfermedad, su prestigio aumentó considerablemente. La Revolución francesa, en la cual la monarquía francesa había sido derrocada, preocupó a muchos terratenientes británicos. Francia declaró posteriormente la guerra a Gran Bretaña en 1793, y Jorge III pronto representó la resistencia británica. El rey permitió que Pitt aumentara los impuestos, formara ejércitos y suspendiera el privilegio de la escritura de los habeas corpus por el inicio de la guerra.
Por bien preparada que Gran Bretaña estuviese, Francia era más fuerte. La Primera Coalición (que incluía a Austria, Prusia y España) fue derrotada en 1798. La Segunda Coalición (que comprendía a Austria, Rusia y el Imperio otomano) fue vencida en 1800. Al final, Gran Bretaña tuvo que luchar sola contra Napoleón Bonaparte.
En aquel mismo año de 1800, una breve tregua permitió a Pitt centrar sus esfuerzos en Irlanda, donde había habido un levantamiento popular en 1798 con colaboración y desembarco de tropas francesas. El Parlamento aprobó entonces el Acta de Unión de 1800, que establecía que, a partir del 1 de enero de 1801, el Reino de Gran Bretaña y el Reino de Irlanda se convertirían en una sola nación, conocida como el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. Jorge III aprovechó la oportunidad para renunciar a toda reclamación sobre el trono de Francia, algo que soberanos ingleses y británicos habían mantenido desde el reinado de Eduardo III. Algunas veces se sugiere que Jorge III aceptó abandonar sus pretensiones conforme a lo estipulado en el Tratado de París o en el Tratado de Amiens. Cronológicamente, esto no tendría ninguna lógica; el Tratado de París fue firmado en 1783 y el Tratado de Amiens en 1802 (después de que Jorge III hubiera renunciado formalmente al trono de Francia). Se ha sugerido que a Jorge se le ofreció el título de "Emperador de los Británicos y de Hannover", pero lo rechazó. A.G. Stapleton escribió que Jorge III "sintió que su verdadera dignidad consistía en lo que era sabido en Europa y el mundo entero, el adecuado y indiscutible estilo que pertenecía a la corona británica".
La impopularidad de Pitt aumentó cuando planeó quitar ciertas inhabilidades legales que se habían aplicado a los católicos romanos después de la Unión. Jorge III declaró que estos "emancipados" católicos le habían hecho violar su juramento de coronación, en el cual los soberanos prometían mantener el protestantismo. El rey exclamó: "¿Dónde está el poder en la tierra que pueda absolverme de la observancia de cada oración de aquel juramento, particularmente en el que me está requiriendo mantener la reformada religión protestante? ... No, no, prefiriría pedir mi pan de puerta en puerta a través de Europa, que consentir cualquier medida a favor de los católicos. Puedo renunciar a mi corona y retirarme del poder. Puedo abandonar mi palacio y vivir en una cabaña. Puedo poner mi cabeza en el patíbulo y perder la vida, pero no puedo romper mi juramento."
Frente a la clara oposición a sus políticas religiosas, Pitt amenazó con dimitir. Entretanto, el rey sufrió otro ataque de locura, pero se recuperó rápidamente. El 14 de marzo de 1801 Pitt fue formalmente sustituido por el portavoz de la Cámara de los Comunes, Henry Addington, vizconde de Sidmouth. Como Addington era un amigo próximo, Pitt permaneció como su consejero privado. El ministerio de Addington fue particularmente intrascendente, pues no se hizo casi ninguna reforma o se tomaron nuevas medidas. De hecho, la nación estaba fuertemente en contra de cualquier idea de reforma, ante el temor de que se reprodujera la Revolución francesa. Aunque llamaron un comportamiento pacificador en el Reino Unido, el público deseó una acción fuerte en Europa, pero Addington no pudo hacerlo. En octubre de 1801, hizo las paces con Francia, y en 1802 se firmó el Tratado de Amiens.
Jorge III no consideraba la paz con Francia como "verdadera", sino que era nada más un experimento. En 1803, las dos naciones se volvieron a declarar la guerra. En 1804, Jorge III se vio nuevamente afectado por la porfiria; tan pronto como fue capaz de continuar su gobierno, descubrió que Enrique Addington era odiado por el público y que no era confiable para dirigir la nación en guerra. En su lugar, el público tendió a poner más fe en William Pitt el Joven. Pitt intentó designar a Charles James Fox en su ministerio, pero Jorge III lo rechazó. El rey tenía aversión a Fox, que había animado al príncipe de Gales a que llevara una vida extravagante y costosa. William Wyndham Grenville I barón Grenville percibió esto como una injusticia a Fox, y rechazó entrar en el nuevo ministerio.
Pitt se concentró entonces en formar una coalición con Austria, Rusia y Suecia. La Tercera Coalición, sin embargo, tuvo el mismo final que la Primera y Segunda Coaliciones, siendo derrotada en 1805. Una invasión de Napoleón parecía inminente, pero la posibilidad desapareció después de que el Vicealmirante Horatio Nelson, I vizconde Nelson, obtuviera la célebre victoria en la batalla de Trafalgar (21 de octubre de 1805).
Los reveses en Europa afectaron la salud de William Pitt. Tras su muerte en 1806, se abrió de nuevo la cuestión de quién debía servir en el ministerio. Lord Grenville se convirtió en Primer Ministro, y en su "Ministerio de todos los talentos" incluyó a Charles James Fox. El rey estaba extremadamente en desacuerdo pero fue forzado a capitular ante el nombramiento. Después de la muerte de Fox en septiembre de 1806, el rey y el ministerio entraron en conflicto abierto. El ministerio había propuesto una medida para que se permitiera a los católicos romanos desempeñar servicio activo en las fuerzas armadas. Jorge III no sólo había mandado anular dicha medida, sino que también llegó a un acuerdo de nunca se volviera a tratar de introducir tal medida. Los ministros acordaron desestimar la medida entonces pendiente, pero desestimaron rechazarla en el futuro. En 1807, todos los ministros de la administración Pitt fueron despedidos y substituidos por el duque de Portland como el Primer Ministro nominal, con el poder real en las manos del Canciller de Hacienda Spencer Perceval. Disolvieron el Parlamento y las elecciones subsiguientes dieron al ministerio una mayoría fuerte en la Cámara de los Comunes. Jorge III no tomó ninguna otra decisión política importante durante su reinado; el reemplazo del duque de Portland por Perceval era de poca importancia.

Últimos años de vida

Príncipe Jorge, Príncipe de Gales, actuó como Príncipe-Regente desde 1811 hasta 1820.
En 1810, Jorge III se puso peligrosamente enfermo, siendo la causa posible de esta brusca recaída la muerte de su adorada hija menor, la princesa Amelia, víctima de erisipela o de porfiria. El envenenamiento por arsénico es también una causa verosímil de su muerte. Para 1811, Jorge III había quedado permanentemente loco y se decidió confinarlo en el castillo de Windsor hasta su muerte. Algunas veces hablaba sin pausa durante horas, decía que conversaba con los ángeles y saludó una vez a un roble que según él era el rey Federico Guillermo III de Prusia. Sus doctores le administraron el "Polvo de James" (una combinación de calomel y emético tártaro) y lo sangraron regularmente. También aconsejaron que se bañara en el mar, lo cual llegó a hacer delante de su pueblo.
El Parlamento aprobó en 1811 el Acta de Regencia, en la cual el asentimiento real fue concedido por los Lores Comisionados (quienes fueron designados bajo el mismo procedimiento irregular que fue adoptado en 1788). El príncipe de Gales actuó desde entonces como Regente durante el resto de la vida de Jorge III.
Spencer Perceval fue asesinado en 1812 (siendo el único Primer Ministro británico en tener este final) y substituido por Robert Banks Jenkinson, 2° conde de Liverpool. Lord Liverpool supervisó la victoria británica en las guerras napoleónicas. El subsecuente Congreso de Viena dio aumentos territoriales significativos para Hannover, que fue elevada de electorado a reino (12 de octubre de 1814).
Mientras tanto, la salud de Jorge III se deterioraba. En la Navidad de 1819, sufrió otro ataque de locura y habló incoherencias durante 58 horas, al final de las cuales entró en coma. El 29 de enero de 1820 murió Jorge III, ciego, sordo y loco, en el castillo de Windsor, a los 81 años de edad. Fue sepultado el 16 de febrero en la Capilla de San Jorge, en Windsor.
El rey Jorge III fue sucedido por el primero de sus hijos Jorge IV, y luego por otro hijo, Guillermo IV. Guillermo IV, quien tampoco dejó hijos legítimos tras su muerte, le dejó el trono a su sobrina, Victoria, la última monarca de la Casa de Hannover.

Curiosidades

Se dice que Jorge III hacía notas en su diario cada día. El 4 de julio de 1776 tenía una única entrada, y esta decía: "Nothing important happened today" (en inglés: "Nada importante ha sucedido hoy"). Ese día se firmó la Declaración de Independencia de los Estados Unidos al otro lado del Atlántico.
Esta anécdota no deja de ser una ironía, aunque tampoco puede alegarse ignorancia o menosprecio por parte del monarca hacia dicho evento teniendo en cuenta que en Europa se tardaban varias semanas en recibir noticias desde América, por barco. Por lo tanto era imposible que Jorge III pudiera enterarse de la firma de la Declaración de Independencia de EEUU el mismo día en que ello ocurrió.